Recibe
“La sencillez es una virtud que Dios da porque es una
emanación del Espíritu de su hijo que, en toda su vida,
no tuvo más que un solo objetivo
que era “la Gloria de su Padre”.
El corazón sencillo es humilde y manso, paciente,
caritativo, fiel a sus obligaciones.
No persigue ningún interés personal,
no juzga a nadie, todo lo toma a bien.
No puede turbarse por lo que le sucede, pues,
teniendo siempre a Dios ante sus ojos,
no puede sucederle nada malo.
Dios se complace en el corazón sencillo
y disfruta en comunicarle sus secretos.
Nicolás Roland